El F.C. Barcelona ha derrotado al Real Madrid (0-2) en el encuentro de ida de las semifinales de la Champions League, en un partido que tuvo de todo, fútbol ( puesto por el Barça todo hay que decirlo), tensión y bronca ( también puesta por el Barça con la agresión en el descanso del portero suplente Pinto al delegado del Real Madrid, Chendo), polémica ( cuestionadísima expulsión de Pepe por roja directa que dejó al Madrid con diez a veinticinco minutos del final) y goles ( dos de Messi, el mejor jugador del mundo que dejan al Barça con pie y medio en la final de la Champions).
Son muchos los calíficativos y las opiniones que emanan del clásico más tenso del presente siglo XXI, un choque que comenzó días antes con un cruce de declaraciones entre los dos técnicos, Mourinho y Guardiola, y que sobre el césped y fuera del mismo, nos dejó una batalla entre dos colosos que terminó por romperse con la expulsión de Pepe por una dura entrada a Alves que el colegiado alemán, Stark, sancionó con roja directa, siendo la tercera expulsión de los blancos ante los culés en los tres últimos clásicos disputados entre ambos (liga, copa y champions) dejando al Madrid con diez hombres durante los veinticinco minutos que restaban, una excesiva ventaja para los blaugranas superiores desde el primer minuto dominando y encerrando a los merengues en su propio campo y que tuvieron en Messi a su hombre más desequilibrante, logrando dos tantos en los minutos 76' y 84' que dieron la puntilla a los madrileños obligados a levantar un (0-2) en contra dentro de siete días en el Camp Nou para no quedar eliminados, en una misión imposible de lograr para el técnico madridista, José Mourinho, según ha reseñado el portugués en una jugosa, suculenta y acalorada rueda de prensa del ex entrenador del Inter de Milán.
Apelando al espíritu del primer clásico de los cuatro que se disputarán en estos 18 maratonianos días de Madrid-Barça, Mou apostó por un juego más conservador, con un nuevo trivote ( Alonso-Pepe-Lass), este último en ausencia del lesionado Khedira, buscando un contragolpe decisivo aprovechando la velocidad de Di María y Cristiano Ronaldo, este último desesperado en los primeros quince minutos de partido por la falta de presión de sus compañeros en las tres cuartas partes del campo. Así, el Barça puso el fútbol y el dominio durante desde el primer minuto y la primera gran ocasión llegaría a las diez minutos del mismo, en un remate dentro del área de Villa que salió rozando el poste izquierdo de Casillas.
Ante tal dominio culé, los jugadores más creativos del Madrid como Özil, no tuvieron sitio en este encuentro, corriendo sin sentido de un lado a otro, incapaz de tener el balón y gozar de los espacios que necesita para desarrollar su fútbol, algo que pasó factura a su equipo y al propio jugador que fue subtituido por Adebayor tras el descanso, en lo que fue una auténtica declaración de intenciones de Mourinho que apostó por el músculo en lugar de por la creación, algo que terminaría pasando factura al club de chamartín.
Tras los primeros cuarenta y cinco minutos llegaría una circunstancia lamentable, indigna de un Madrid-Barça, en un auténtica "batalla campal" en el tunel de vestuarios donde Arbeloa, Pinto y el delegado del Real Madrid, Miguel Porlán Chendo, estuvieron implicados, agrediendo el portero suplente del Barça a Chendo siendo expulsado en ese mismo instante.
En el segundo acto, el "mou team" siguió por los mismos derroteros, aguantando al Barça en su propio campo y buscando un contragolpe donde cazar a los de la ciudad condal que aplastaron en posesión a su rival (29% por 71%).
Antes de la jugada polémica del partido, expulsión de Pepe, Sergio Ramos vio la amarilla por agarrón a Messi que le deja sin poder jugar la vuelta, en lo que fue el inicio del "show Stark", desde hoy, otro de los grandes enemigos del Real Madrid.
Con Kaká y Granero calentando en la banda siendo las dos grandes balas que se reservaba Mou para los últimos quince minutos de partido, llegaría la jugada polémica que marcaría el devenir del encuentro y casi con total seguridad de la eliminatoria, la expulsión por roja directa a Pepe tras una dura entrada del portugués sobre Alves que nuevamente, salió indemne de otra jugada controvertida y simuló más de la cuenta, la falta cometida por su rival, cayendo Stark en la trampa del brasileño que rodeado de los diez jugadores del Barça prostestando airadamente al germano, expulsó sin dudarlo a Pepe, dejando al Madrid y a merced del Barça durante los últimos veinticinco minutos de partido, lo que originó las airadas protestas del entrenador blanco, Mourinho, que fue expulsado por Stark, teniendo que ver desde la grada el resto del choque.
Los azulgranas aprovecharon la situación y se volcaron sobre el marco rival, teniendo en Messi a su hombre más decisivo, logrando dos goles, el primero en una gran jugada por la derecha del recién incorporado Afellay cuyo centro lo remató el diez culé a la red (0-1), en el minuto 76' de partido.
Con el Madrid hundido, Messi se inventó un jugadón, propio del mejor jugador del mundo, marchándose de tres contrarios (Lass, Albiol, Arbeloa) y cruzando el esférico ante la salida de Casillas haciendo el (0-2) que sirve para liquidar al Madrid aunque no para enterrar la lamentable actuacíón de Stark, claramente el gran protagonista del clásico, un clásico igualado hasta la expulsión de Pepe y que por culpa de una malísima y posiblemente, intencionada decisión del colegio teutón, nos deja sin la emoción de poder vivir un cuarto clásico, Barça-Madrid, con el billete para la final de la Champions en juego, un billete ya comprado, sellado y pagado por el Barça, quizás con dinero de Villar, el presidente de la Federación Española de Fútbol que designa los árbitros de Champions y que ante las quejas de Guardiola al conocer al primer árbitro designado para este clásico, el portugués Provença, no dudó en cambiar de colegiado, por Platini, presidente de la Ueffa y reconocido "antiespañol" y "antimadridista" o por algún alto directivo de la Ueffa deseoso de no ver al Real Madrid, por otro lado, el club más laureado de Europa con 9 entorchados continentales a sus espaldas, en la final de Wembley.
Al igual que ocurriera hace dos años en las semifinales de la Champions, Chelsea-Barça (entonces el colegiado Ovrebo no señaló cuatro penaltys a los ingleses) y en los octavos de final de esta edición ( en el prtido de vuelta el Arsenal júgó la mayoría del segundo tiempo con diez por expulsión de Van Persie cuando ganaba la eliminatoria 1-1), el " pep team" se aprovecha de los favores arbitrales y no de su buen juego, el mejor del momento por otro lado, para liquidar a los rivales. La segunda champions de Guardiola, según Mou, la segunda que ganaría con ayudas arbitrales, puede consumarse el próximo 28 de mayo en Wembley ante el Manchester United, una nueva víctima del caciquismo culé en la Ueffa.
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